Las muertes no son fáciles y menos cuando es alguien que ha marcado tu vida para siempre…
Escribí esto de camino a Texas, el día antes del funeral de mi abuela (6/18/18).
Ustedes estarán pensando que esto no tiene nada que ver con Veganízalo. Se equivocan, tiene mucho que ver.
Siempre he estado muy orgullosa de mis raíces españolas y de haberme criado con mi yaya, la que llegó un 14 de diciembre y se fue un 14 de junio.
Mi pasión por la comida y el café han venido de la mano con los recuerdos de mi abuela. No sé desde que edad comencé a tomar café, pero estoy segura que fue muy temprano, era un ritual el café de la tarde, con unas galletas o una tostada. Muchas tardes me metía en la cocina después de la escuela para ayudarla o mirarla preparar la cena. Siempre que tenía dudas de como cocinar algún plato tradicional de nuestra familia le preguntaba a mi abuela (a mi madre también).
Me encantaba llamar a la yaya por teléfono. Siempre terminábamos hablando de comida, aún siendo vegana, la comida era uno de sus temas favoritos. Intercambiamos opinión en como cocinar algún plato. Discutíamos lo que habíamos comido en el día. Si mi abuela hubiera sido de esta generación, sería esa persona en instagram que pone TODO lo que come durante el día. Mi abuela terminaba de comer desayuno, y ya estaba pensando en su almuerzo, terminaba su almuerzo y ya sabía cuanto y que iba a comer en la cena, terminaba la cena y se preparaba emocionalmente para el desayuno de la mañana siguiente.
Ella era diabetica, fue diagnosticada bastante joven, y aún así vivió 86 años y medios. NUNCA se cuidó, si de algo servía iba a comer y ser feliz hasta que le durara el tren.
Aún recuerdo cuando se enteró que yo estaba embarazada y me preguntó si aún no comía carne. Me dijo que mientras me sintiera bien y todo estuviera como se supone, que no importaba si comía carne o no.
Veganízalo le parecía curioso y siempre me preguntaba sobre las recetas y como cocinaba algunas cosas. Se quedó con las ganas de probar mi tortilla española (que en secreto es un alivio ya que esa era la única crítica que me hubiera importado).
La primera vez que compró tofu la asaltaron, o le cobraron mal, o ella estaba bien confundida (todas son posibles), pagó $8 por un tofu que debe costar unos $3.
El punto es que ella no sabía que hacer con el tofu, pero lo había comprado por que una de las sopas que consumía en un restaurante chino tenía tofu y a ella le gustaba.
Mi abuela fue y será por siempre mi maestra en la cocina.
Debo recalcar que tres de las recetas que tengo publicadas en el Main Street Vegan Academy Cookbook están muy atadas a mis memorias de niña con mi abuela. Tienen la esencia del buen comer y sobre todo el amor a la cocina y a su vez a la comida.
Me quedo con todos los recuerdos que tuvimos. Yo sé que ella siempre estará conmigo y su pasión por la comida se las transmito a ustedes en cada una de las recetas que comparto. No hay mejor comida que la que se prepara con pasión y amor, y son esos los ingredientes que nunca aparecen en la receta, pero siempre están presente.
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